El olor a café, ¿Por qué nos pone de buen humor?

En nuestro mundo sensitivo encontramos el poder de los sentidos que hace trasladarnos a un momento concreto en menos de un segundo. El olfato es uno de los sentidos más sensibles y potentes que posee el ser humano, consiguiendo que retengamos un olor en nuestro cerebro durante toda la vida.

Estudios realizados sobre el neuromarketing afirman que el 75% de las emociones que poseemos están relacionadas directamente con los olores, afectando así el comportamiento del consumidor.

Esto no quiere decir que los olores que recibidos nos provoquen euforia, tranquilidad o cualquier otro estado de ánimo sino que, asociamos el olor a una vivencia, el estado de ánimo dependerá de lo que signifique para nosotros esa experiencia.

Porque aunque cada uno tenga un olfato y perciba los olores de forma distintos, existen aromas que nos dan sensación de bienestar, es como si lo hubiéramos almacenado en las cosas buenas de nuestra vida.

Con el aroma a café ocurre. Normalmente, el café, el té y las infusiones, proporcionan unas series de compuestos que suelen ser agradables para todo el mundo. La gran mayoría de las personas asocian el placer y el bienestar al aroma del café y con ello el buen humor.

El olor a café suele recordar a conversaciones sostenidas alrededor de una intensa taza, a lugares acompañados con personas especiales  o a el bienestar de un hogar protegido del frío y de la lluvia, a veces incluso del sol. Otras veces, es el único que es capaz de ponernos de buen humor en las noches que debería apropiarse el insomnio porque los párpados caen. Incluso otras porque es agradable la sensación que trasmite un café al consumirlo y su olor nos llama a eso.

Un café recién hecho por las mañanas despierta todo nuestro mundo sensitivo pero cuando aún no lo hemos consumido su olor nos despierta la necesidad de consumirlo.

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